Hay objetos que son tan comunes y corrientes que uno cree que han existido por siempre. Este es el caso del alfiler de seguridad diseñado por Walter Hunt, originario de Nueva York quien a su vez inventó los remaches y la pluma fuente. Dicen por allí que a este hombre se le creó una obsesión con lo molesto que era prender alfileres atravesando tela gruesa así como lo desagradable que es pincharse siempre las yemas de los dedos. Todo comenzó doblando un alambre de latón de 20 cms y le dio al clavo cuando enrolló una pequeña espiral con lo que se crearía el efecto del resorte que permitiría que la punta afilada se cubriera con una placa pequeña en el otro extremo. La solicitud para la patente incluía también el alfiler de seguridad como accesorio en el vestido, El señor Hunt era el típico inventor distraído, impresionantemente creativo pero un desastre en el aspecto financiero. Quince años atrás había inventado una máquina de coser pero se arrepintió y no patentó su invento decidiendo no sacarlo a la luz pública por temor a que las costureras en las fábricas perdieran sus empleos. Y lo mismo sucedió con este nuevo invento pues jamás recibió ni un centavo. Por ahí dicen que comenzó a trabajar en este elemento y lo patentó para pagar una deuda pendiente por $15 dólares. Una vez que la oficina de patentes le entregó el registro, procedió a venderlo a un amigo por la cantidad de $ 400 dólares....
